Cuentos de Libélula

El sudor en mi piel, ese cansancio que necesitaba sentir, después de tantos días de restricción era un día glorioso, mi cuerpo lo pedía a gritos, fue un momento de placer... como muchos otros, pero esta vez, era mío y solo mío, fue único, no mejor que la primera vez, ahhhh esa vez (los recuerdos del temor y la emoción, de cada segundo...) pero esta vez, el placer, como yo, era egoísta, no tonto, como fui, no imprudente, como me vi, no ignorante, como soy, ¡No!, era egoísta, porque era mío y de nadie más, no quiero compartirlo, cuando me inunde a más no poder, salpicará, pero ahora es mío y así se quedará.

El silencio de la noche anterior, el recorrido exhaustivo lleno de verdes y azules, en un trance personal, me hizo recordar porque cada momento del pasado valió la pena, dónde estaba cada momento vivido y donde vivía yo, y allí encontré que era enorme, que estaba con sed, y esa sed solo se saciaba en mí, regrese años y quizá más, sentí amor, odio, placer, ilusión, inocencia, vergüenza, sentí todo y me sentí allí, cada uno fue especial, no había nada malo, excepto esa esquina pequeñita en la que guardé mis miedos y ya no estaban, esos miedos habían salido, estaban libres, eran yo. Entonces sentí miedo, remordimiento, pedí perdón, en silencio porque soy cobarde, en silencio porque así hice daño, en silencio porque allí estaban ellos, así estaba yo. Y en ese silencio tomé la red, tome mis miedos y los seguí, como cazando mariposas, eran de colores, sí allí los vi, cada uno vino a la red, cada uno vino hacia mi, los tengo a todos en esa caja, y junto al fuego me senté, pedí de nuevo, no sé quién escucho, pero con olor a jazmín cada uno caminó, al fuego que se encendía, que ardía y allí cada miedo se quemo, no era el viaje, no, era yo, eran mis miedos, allí se quedaron, allí los dejé, el olor cambio, lo verde empezó a oler más fuerte, las flores nacieron adentro, sentía la necesidad de plasmarlas, de tocarlas, pero ellas me tocaban a mí. Allí entendí que necesitaba morir, sí, el pasado ya no está, estaba el presente y lo que había quemado no lo estaba inhalando, lo que estaba respirando era nuevo, era dulce, era amor.

Buscando mi placer, mi ser, mi compañía, mi perdón, mi olor, mis colores, encontré el amor, tengo un motor que ruge, y que se acompaña de este sudor en todo mi ser, esta sensación de cansancio me da energía, contradictorio pero real, es una energía nueva, sin expectativas, sin nada más que dar, pero con las manos abiertas, es libertad, no hay miedos, los quemé, me rehusé a inhalarlos, me rehusé a regresarlos, hoy ya no hay cajas, solo deseo de más. Con este amor que sobrepasa mi entendimiento, empiezo a entrenar, sé que en esta vida, puedo ser, hacer, estar y tener MÁS!!!