Cuentos de Libélula

Las canciones muchas veces sirven para despertar las ideas que solo vemos durante los sueños... las melodías tienen la magia para hacer sentir al cuerpo momentos que seguramente se guardan en pequeñas neuronas dentro de miles de capas de información que suponemos que sirven y que encajonan aquellas sensaciones que guardamos, pero añoramos o deseamos ignorar (motivos personales, grupales o desconocidos)

En fin, a mi las melodías me han seguido, no porque sepa de música, sino porque ha si me ha tocado... y lo agradezco, yo he puesto color y ha mi me han puesto música. Tonos diferentes, igual que las melodías... paletas diferentes, letras diversas... 

Hoy la música ha acosado a mi memoria, hoy quisiera que cada canción fuese una dimensión para ir a ese momento, sentirlo y regresar con una sonrisa como la que allí tuve... quiero miles de momentos felices. Los tristes los guarde en otro cajón, las canciones no los pueden tocar, la llave no la tengo yo... yo solo recuerdo lo bonito, lo feo se guardo y pinte sobre el cajón... de allí no salen... 

Claro que hoy hay nuevos, pero pronto tendré que empacar, y esas ausencias y momentos tristes también los voy a guardar, no me los voy a llevar, los voy a dejar en otra caja, con otros colores, le voy a poner una señal como al otro cajón y no lo voy a ver más... al principio, como antes, va a doler, déspues lo voy a remplazar, ese espacio se va a llenar y voy a encontrar como sacarlo de mi verdad. 

Es triste hacer este proceso... es como dicen los AA, nunca dejás de ser adicto, solo entras en recuperación... yo soy adicta a sentir, lo confieso y soy culpable... quizá ese día tuve que detenerte, quizá ese día tuve que rechazarte, quizá hubiese seguido caminando errante... o no...