Sus ojos curiosos, su nombre tierno, esos risos ondulados, traviesos al igual que sus pasos y, sus susurros de respuestas acompañadas por la ansiedad de deshacer la galletita sobre el cuero negro... De pronto una mirada de sorpresa, cruzada y de complicidad...
NO HAY NADA QUE HACER
El acompañamiento no es el ideal, pero su sonrisa y sus ocurrencias, también pueden funcionar. Antes la curiosidad ya había sido alimentada, aunque lo demás quedo en espera, de que sus pequeños pasos se dirigieran hacia afuera.
Etiquetas: amor, curiosidad, espera, pasos
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