Cuentos de Libélula

Como carro sin freno,
como río sin cause,
como noche sin día,
esa es la agonía.

Deja, olvida, arranca,
desprecia, desprende,
que esta hierba solo crece,
se alimenta, se sacia, te vacía,
y se va.

Corre, que te ama,
corre, que te sigue,
se apropia, se adueña,
se aferra, te aruña,
te hiere, te come,
y se va.

Mala maña, mala hierba,
intoxica, penetra, se adentra,
succiona, se atasca, se embarra,
y se va.

Debido a mi incapacidad de hablar con los muertos, solo elevo una plegaria donde expreso mis más sinceras disculpas, por los daños cometidos, las palabras omitidas, los Dolores ocasionados, los rencores amontonados, en las esquinas de esa habitación, de ese ataúd tres metros bajo tierra.
Una plegaria por esas palabras que sí creí, pero que sin el muerto, no son nada, que sin la disposición, irónica palabra en mi vocabulario, no existe.
Y por mi, una plegaria, a una gata que dejo su cascabel olvidado, entre las entrañas llenas de rabia y los pulmones grises, del humo de los cigarrillos, que usualmente compartimos en la mesa de esquina, de aquel restaurante Hoy una gata con ganas de jugar, de aruñar, marcharse y dejar atrás, esa plegaria por todo aquel que frente a mi pase, porque será envestido cual torero en redondel.

“ Que Dios nos agarre confesados”

Aquí voy de nuevo, otra vez, cual imbécil a buscarte, si ya me sacaste, aunque yo te saque primero, pero es lo mismo, da igual, te busco, te espero, me espero, desespero, y vuelvo, caigo, una y otra vez, cual pendeja, enamorada, o, ardida, perdida, encontrada, solitaria, sin mi, sin ti.

Esas tardes color naranja ya no existen, las olvidaré, las borro, les pongo un hasta aquí, no me lleno, pero tampoco me vacío, no te encuentro, pero te sigo, sé que haces, que dejas de hacer, no me importa, pero allí estoy.

Me largo, me voy, vuelo, me elevo, te dejo, renuncio, igual, ni quería, muere, si quieres, pero no ahora, quizá, después, respira, yo no, y menos, lo mismo.

Me rehuso a seguir soñando, lo único, que contigo, pude soñar, esa casa en la cima, el sótano, la pared blanca, el cuadro, en el centro, la cama, tu, yo, solo. Renuncio, como lo hice, frente a ti, a mi, a todos.

Me largo, lejos, distancia, indiferencia, te mato, dentro, muy dentro, allí mueres, te entierro, profundo, allí, donde la sangre corre, donde puedes vivir, allí, en esa banca, frente al gigante, allí estas, enterrado, conmigo.

Amén.

La tecnología nos acerca, en la distancia allí estas.
Un mensaje, una llamada, el chat, las fotos, sky, la cámara...
¿Dónde más?
Pero la presencia es necesaria, es útil, es vital.
El tiempo nos falta, nos corre, nos separa...
Corro, vuelo, llegó, estás, un minuto, dos, son suficientes para alimentar, la ausencia que me ahoga, que me hace pensar que estamos lejos, aún cuando estoy allá contigo.
Espérame ya podré más...

"Ay yo no olvido el año viejo..."

Antes de terminar me dejo buenos sabores de boca, que en este año nuevo no he sentido...
Los recuerdo no con nostalgia, pero si con anhelo, de que las buenas experiencias se repitan...
Una y otra vez, cada vez mejor y más duraderas... duras y buenas...

¡Bienvenido 2009 entra en mi casa, haz de cada día una aventura extrema, no me dejes descansar, quiero agotarme y pedir más!